martes, 18 de agosto de 2009

Entrevista de Armando Bartra con Andrés Manuel López Obrador


Calderón: de pelele a chivo expiatorio
La elección pasada, escaramuza, en 2012 la gran batalla
Organizar, lo mero principal
Purificar al país desde el México profundo
Como a todos, nos sacude el gran colapso sistémico, pero México acarrea su propia crisis: una debacle social, económica, política y sobre todo moral. El país está en ruinas y después de las elecciones de julio la gente se pregunta ¿ahora qué? En un respiro de su incansable labor organizativa, AMLO nos da su respuesta.

Mal y de malas. Antes de esta crisis ya había abandono del campo y desempleo; ya México ocupaba el primer lugar como exportador de mano de obra, ya se habían soltado la inseguridad y la violencia. Y con esta nueva debacle, las cosas empeorarán: habrá más pobreza, desempleo, inseguridad, violencia. No podemos esperar nada bueno.

Muerto el rey viva el rey. En tres años pasó de pelele a florero, a adorno. Calderón se agotó, ya no le sirve a la oligarquía que en plan gatopardista opera una recomposición del régimen para que las cosas cambien pero sigan igual. A Calderón lo hacen a un lado junto con el PAN, lo convierten en chivo expiatorio, pero al mismo tiempo exaltan a Peña Nieto y al PRI: Muerto el rey, viva el rey. La oligarquía que ha confiscado todos los poderes, tiene la franquicia de esos dos partidos y los usa como le conviene. No es nuevo: en el fraude de 1988 el PAN ayudó al PRI; en el fraude del 2006 el PRI ayudó al PAN. Y la política neoliberal la impusieron en colaboración: los cambios al 27 constitucional, el Fobaproa, la reforma a la Ley del ISSSTE...

Hay una especie de regodeo, de festín porque creen que ya posicionaron a Peña Nieto. Con mucho menosprecio a la gente, piensan que la elección de 2012 va a ser de trámite. Pero falta mucho. Además de que en 2012 más que en 2006, lo que se va a elegir es un proyecto de nación: más de lo mismo o la opción por el cambio.

Porque en México no ha habido un real cambio en el gobierno, pero lo que sí ha habido es un cambio en la mentalidad de la gente. Y eso es lo importante. Entonces en 2012 más que la elección de candidatos, va a ser la elección de proyectos distintos, contrapuestos.

La del 2012 será una batalla, la de este año fue una escaramuza. Era necesario que participáramos porque de todos modos nos iban a cargar los resultados, de modo que si la ensartábamos perdíamos y si no la ensartábamos también. Pero desde el principio sostuvimos que no era una cuestión fundamental, pues nosotros nos fijamos como objetivo principal la transformación del país y los comicios de julio no eran tan importantes en la búsqueda de ese propósito.

Con todo, el resultado no fue malo: colaboramos a que PT y Convergencia conservaran su registro y se logró que un pequeño grupo afín a nosotros llegara a la Cámara de Diputados, porque como vimos cuando la defensa del petróleo, hace falta tener apoyo en el Congreso: la movilización ciudadana fue fundamental, pero ayudó que en las Cámaras se protestara y se tomara la tribuna.

Además, pese a que fue una elección de aparatos, donde lo que contó fue el dinero y los medios, el 20 por ciento de votos que sumaron PRD, PT y Convergencia no es despreciable.

Muchos que no votaron esta vez si lo harán en el 2012. Y a nosotros nos toca aprovechar estos tres años para fortalecer la organización. La tarea básica del movimiento es concientizar y organizar al pueblo con vistas a que en el 2012 demos el paso decisivo hacia la transformación.


FOTO: Enrique Pérez S. / Anec
Primero organizar al pueblo. No basta con lograr acuerdos entre partidos, lo principal es la organización del pueblo. PRD, PT y Convergencia no tienen organización abajo, y no se puede enfrentar a la oligarquía sin organización y movilización ciudadana. El cambio será de abajo hacia arriba y va a depender de la gente. Por eso es fundamental la organización. Si pensáramos sólo en términos políticos pondríamos por delante la unidad de los partidos, pero si pensamos más en la transformación del país –sin hacer a un lado esto que es importante– tenemos que poner todo el énfasis en el trabajo de concienciación y organización de los ciudadanos. Esa es la esencia.

Los medios, incluyendo los progresistas, lo reducen todo a los pleitos en el PRD: que si ya dijo Cárdenas, qué si Marcos opina, que si Chucho Ortega, que si Alejandro Encinas, que si AMLO, como si eso fuese lo principal. Pero obsesionarse con la unidad de la izquierda es pensar que la política es asunto de políticos. Y yo pienso que no, que el tiempo hay que dedicárselo a la organización del pueblo. Los políticos y muchos dirigentes de izquierda han perdido la mística, se han convertido en políticos tradicionales que desayunan, comen y cenan con otros políticos, y el pueblo sólo está en el discurso, en la retórica. También se ha dado por sacar a dirigentes sociales de su trabajo con la gente y volverlos políticos, hacerlos diputados.

En Iztapalapa claro que estaban partidos, bien partidos, y sin embargo allí se atajó el fraude y se hizo valer la voluntad popular. Allí la gente decidió. No es cierto que todo viene de la división. La división arriba, la de los dirigentes, no es lo más importante. Porque siempre que hay movimiento hay diferencias: en la Reforma , Ocampo era radical y Comonfort moderado, y en la Revolución , ni hablar. Siempre ha habido eso, pero no hay que quedarse ahí. Hay que buscar la unidad, desde luego, pero entender que lo más importante es la unidad del pueblo mediante el trabajo de organización.

Un ojo al gato y otro al garabato. La crisis va ha empobrecer más al pueblo. Pero precisamente por eso hay que poner por delante la necesidad de trabajar para la transformación del país. No pido que la gente deje de buscarse la vida, pero pensemos que cada día va a ser más difícil si no hay un cambio. Hace poco vinieron dirigentes campesinos a ver qué acordábamos para cambiar este régimen de opresión e injusticia, que ya no se aguanta. Organizaciones con muchos años en la actividad productiva y que luchan por mejores condiciones de vida, pero que ahora, sin dejar de hacerlo y con un ojo al gato y otro al garabato, están buscando también impulsar un cambio profundo.

Y nosotros tenemos las “casas del movimiento”, donde la gente se organiza contra los cobros excesivos de luz, agua, predial, tarjetas de crédito. Se ayuda a la gente pero al mismo tiempo se le dice que si no cambiamos las cosas en dos meses le van volver a cobrar de más. Porque han privatizado la industria eléctrica, porque la Comisión Federal de Electricidad está comprando energía a empresas extranjeras a precios excesivos. Entonces sí hay una relación estrecha entre luchar por satisfacer nuestras necesidades y luchar por la transformación del país.

La vía electoral. Es importante aclarar que queremos el cambio por la vía pacífica y electoral. A pesar de fraudes, del tráfico con la pobreza, de mal uso de recursos públicos, de que los medios favorecen al PRI y al PAN, de que los dados están cargados, de que quieren destruirnos políticamente. A pesar de todo eso, hemos decidido transformar al país por la vía electoral. Respeto a quienes defienden la vía armada como forma de lograr la transformación, pero no comparto ese punto de vista. En primer lugar, porque no queremos el enfrentamiento entre mexicanos, entre el mismo pueblo, y los soldados son pueblo, pero además porque se daría pretexto a la oligarquía para terminar de imponer un régimen autoritario, un régimen de terror. No queremos eso. Por ello hemos decidido participar por la vía electoral.

En 1988 hicieron fraude y en 2006 nos robaron la Presidencia , pero nos la robaron por falta de organización. Por eso estoy recorriendo el país. Donde tenemos más organización, como en la ciudad de México, se pudo evitar el fraude. Y eso es lo que hay que hacer en estos tres años: tener representantes del gobierno legítimo y del movimiento en todos los municipios, pueblos, colonias, unidades habitacionales... Se tiene que ir construyendo el voto y desde luego debe haber una organización para la defensa del voto.

Y en eso estamos trabajando, se integraron los comités en los dos mil 38 municipios del país de régimen de partido. Ya se tienen alrededor de dos millones 300 mil representantes del gobierno legítimo. Y la tarea de los comités es formar más comités. Ya tuvimos la primera convención de todos los integrantes de los comités municipales del gobierno legítimo, alrededor de 12 mil. Estamos hablando de 12 mil cuadros porque hubo un proceso de selección cuidadoso, estamos hablando de mujeres y hombres realmente comprometidos con la transformación del país.

Para el cambio tiene que haber un proyecto de cambio. En 2006 presentamos un proyecto alternativo de nación. Pero desde entonces han cambiado las condiciones, por eso vamos a presentar algo más definitivo en 2010 y otra cosa en el 2011. Qué vamos a hacer a hacer para cambiar la realidad de injusticia, de corrupción, de privilegios. Qué vamos a hacer para frenar la decadencia, para darle viabilidad al país y esperanza a nuestro pueblo.

Y es que el programa es importante. Pero lo fundamental es purificar, regenerar la vida pública. Y para eso hace falta recuperar nuestra cultura que es lo más valioso que tenemos, purificarnos con los valores del México profundo aplastado por siglos pero que sin embargo permanece. De allí viene la vocación de trabajo del mexicano: los artistas que tejen las cimbras de acero para las grandes obras viales son indígenas.

La degradación, la decadencia lo está impregnando todo, por eso necesitamos apelar a esa vocación de trabajo, a esa inmensa bondad que hay en el México profundo para crear una nueva corriente de pensamiento que haga a un lado el afán de lucro, el pensar que la felicidad es acumular bienes materiales, eso es lo que nos va a permitir realmente la renovación.

Y de esa regeneración nacional, de esa purificación, es de lo que me gusta hablar, no de la crisis interna del PRD que es lo único que interesa a los medios.

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