martes, 11 de agosto de 2009

Ni fantasía ni tristes recuerdos, pura realidad

Por Polimnia Romana
11 de Agosto, 2009 - 00:00
Parece increíble que hayan pasado tantos años y que los pueblos olvidados de México sigan en las mismas o peores condiciones que antes.

Vagamente recuerdo mi estancia en Chiapas, cuando tenía 4 años y viví en uno de los campamentos de trabajadores de la presa Chicoasen.

Los recorridos que hacía con mis papás por esos pueblos son los mismos que hago en las giras con Andrés Manuel López Obrador, y todo sigue igual. Si algo ha cambiado ha sido para mal, definitivamente.

Caminos de terracería, ausencia de escuelas y centros de salud, pobreza que hiere por la nobleza de quienes la padecen, inclemencias del tiempo, excesivo calor o inundaciones que arrasan con cosechas enteras. Desalojos de indígenas, agresión a sus comunidades, a su forma de vida y sus costumbres.

Me pregunto cuánto tiempo más habrá que esperar para romper con este sistema de explotación dictado desde Washington y acatado por los gobernantes corruptos y peleles en Cumbres planeadas por el capitalismo salvaje.

Una tierra tan rica y tan bella devastada por los grandes intereses trasnacionales que acumulan millones de dólares, que no alcanzarán a gastarse en el tiempo que les quede de vida. Independientemente de la desigualdad y de la injusticia que han provocado, está la destrucción del medio ambiente y la generación de violencia entre los que se arrebatan las ganancias de la depredación.

En los últimos 30 años no hemos tenido un solo gobernante que mire al futuro, que ame a su patria y que trabaje por el bienestar del pueblo. Ahora, que por fin llegó a la Presidencia un político honesto, se le fueron con todo el poder del dinero y de los medios para imponer mediante un fraude escandaloso a un personaje siniestro, capaz de seguir el camino trazado por los enemigos de México. Finalmente, han conseguido enriquecerse de manera descarada y cínica, pero no han logrado ningún avance en materia económica, que es lo que más les interesa, ni de desarrollo, ni de seguridad, ni de nada.

Lo único que avanza a pasos agigantados es la destrucción del medio ambiente y la miseria del pueblo, que harán intransitables los escasos meses que le quedan a este gobierno usurpador.

Una vez tomadas las instituciones y puestas al servicio de la derecha, parece imposible lograr un cambio real y profundo, pero no es así. El Movimiento que encabeza Andrés Manuel, con presencia en toda la república, puede dar la gran sorpresa. Por eso es necesario continuar con la organización ciudadana, romper el cerco informativo, crear conciencia entre la gente sobre las verdaderas causas del desastre y los responsables.

Es difícil, sí, pero no imposible. Estemos atentos a las acciones que tomarán los nuevos legisladores y no permitamos un acto más de injusticia contra el pueblo empobrecido. Actuemos unidos como lo hicimos para detener la privatización de PEMEX, sí se puede.

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