domingo, 12 de septiembre de 2010

BICENTENARIO EN ALERTA ROJA


Varios movimientos que tienen conexión con las FARC están a punto de resurgir, por eso Hillary Clinton no se equivocó al comprar a México con el Colombia de los años 80, aquí presentamos por qué tiene la razón



México.- La palabra insurgencia reaparece a días de los festejos bicentenarios. La pronunció Hillary Clinton al advertir que los cárteles de la droga mexicanos muestran cada vez más indicios de insurgencia. Ella sabe lo que dice. La Secretaria de Estado no hablaba por hablar. Quizá sabe que dentro del Gobierno mexicano ya se dio la voz de alerta sobre el resurgimiento del EPR, sobre el naciente Movimiento Libertador del Sur y su conexión con las subversivas FARC. Proclama Movimiento Libertador del Sur Abril, 2009 En silencio, con cautela, sin alarmas, el gobierno de Felipe Calderón encendió hacia adentro los focos de alerta roja en la víspera de los festejos del Bicentenario de la Independencia. El supuesto es el temor de que movimientos guerrilleros, asociados con cárteles de la droga nacionales y grupos subversivos internacionales, aprovechen las celebraciones del Bicentenario, entre el 14 y el 16 de septiembre, para reivindicar su vuelta a la lucha armada.
La presunción está fincada en la detección de una intensa actividad del llamado Ejército Popular Revolucionario (EPR) en zonas de Guerrero, Morelos, Puebla, el Estado de México y el Distrito Federal. Y también en los fundados temores ante la aparición del llamado Movimiento Libertador del Sur (MLS), una insurrección armada que nacería de la mano de las FARC colombianas. Por ello, el Gobierno Federal colocó en alerta máxima a las fuerzas armadas, tanto al Ejército como a la Marina, así como a los cuerpos policiacos estatales y federales. Primero, para hacer acopio de información que permita detectar cualquier acción de subversión. Y segundo, para imponer un blindaje de seguridad en los sitios más emblemáticos y concurridos de los festejos del Bicentenario.
De acuerdo a fuentes de inteligencia mexicanas y estadounidenses, de concretarse el rompimiento de la tregua pactada con el EPR o de emerger el Movimiento Libertador del Sur, éstos podrían entrar en acción de la mano de grupos subversivos internacionales, como las FARC de Colombia.
Y en el marco de la guerra que el Gobierno Federal libra contra el crimen organizado, no se descarta que alguna de estas escaladas pudiera tener simpatías e incluso el apoyo de algunas fracciones de los más poderosos cárteles de la droga. Quizá por esos informes fue que Hillary Clinton lanzó el pasado miércoles 8 de septiembre la advertencia de que los cárteles del narcotráfico en México empiezan a parecer grupos insurgentes.
“Estos cárteles de la droga están mostrando cada vez más y más indicios de insurgencia”, alertó la secretaria de Estado norteamericana en un discurso que pronunció en el Council of Foreign Affairs en Washington.
Fue más específca cuando dijo que “incluso se han presentado coches bomba, algo que antes no existía”. Y fue ella misma la que estableció la vinculación entre México y Colombia. “(México) está luciendo más y más como Colombia veinte años atrás, en donde los narcotraficantes controlaban ciertas partes del país”, expresó Clinton, quien recordó que en la nación sudamericana, los grupos insurgentes y los cárteles llegaron a controlar 40 por ciento del territorio colombiano.
Y aunque la Secretaria de Estado reconoció el esfuerzo del gobierno mexicano en la guerra contra el narcotráfico, fue clara cuando advirtió que México debía apuntalar su estabilidad con una combinacion de mejoras institucionales y de voluntad política.
Las reacciones a las declaraciones de Hillary Clinton no se hicieron esperar. Y fue el Secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional quien salió de inmediato a cuestionarla. “(...) desde luego no compartimos la apreciación en ese sentido, ya que hay una diferencia muy importante entre lo que enfrentó Colombia y lo que enfrenta México actualmente”, dijo Alejandro Poiré. Y el vocero presidencial reviró a la declaración advirtiendo que si alguna coincidencia existiera entre México y Colombia, ésa sería “que las organizaciones del narcotráfico se nutren de la enorme y gigantesca demanda por drogas que hay en Estados Unidos”.
La canciller mexicana Patricia Espinosa también rechazó las declaraciones de su homóloga estadounidense. “Claramente quisiera decir que no comparto su apreciación en ese sentido. Creo que debemos de diferenciar muy bien la situación que enfrenta México actualmente y la que enfrentó Colombia en su momento”, explicó la Secretaria de Relaciones Exteriores. Pero Hillary Clinton no es la única norteamericana que tiene esta percepción. Días antes, la cadena de televisión NBC comenzó a transmitir en su noticiero Nightly News una serie titulada “The War Next Door” (La Guerra del Vecino). Y después de advertir que los cárteles mexicanos ya tenían presencia en más de 270 ciudades de Estados Unidos y que el monto de su mercancía alcanzaba los 39 mil millones de dólares, el reportero Mark Potter reiteró la existencia de lo que llamó una “narcoinsurgencia” que domina amplias zonas de la frontera de México con Estados Unidos.
Pero las protestas del Gobierno mexicano surtieron efecto en el Gobierno norteamericano. Y tres personajes salieron a acotar lo dicho por la Secretaria de Estado. El zar de las drogas de Estados Unidos, Gil Kerlikowske, dijo que se debe ser muy cauteloso al caracterizar a los cárteles de las drogas como insurgentes. “Hay preocupación por la utilización de coches bomba, pero eso no puede trasladarse automáticamente a la accion de una insurgencia”.
El subsecretario de Estado para América Latina, Arturo Valenzuela, dijo que si bien es cierto que la escalada de violencia dio un salto cualitativo con la aparición de actos terroristas como los coches bomba, difícilmente puede hablarse de una insurgencia.
Pero la rectificación más severa vino de la Casa Blanca, donde el presidente Barack Obama dijo en una entrevista para la prensa latina que “México es una democracia amplia y creciente, con una economía creciente, y como consecuencia, no se puede comparar lo que está pasando en México con lo que ocurrió en Colombia hace 20 años”. Sea como fuere, lo cierto es que existen pruebas de las vinculaciones entre grupos subversivos mexicanos, como el EPR, hoy bajo escrutinio ante la amenaza de su retorno a las armas Como también existen documentaciones de las relaciones entre el MLS y las FARC colombianas, ligadas al narcotráfico que surte desde Sudamérica a los cárteles mexicanos. Por eso en Reporte Indigo te presentamos hoy la investigación de Anabel Hernández sobre los nexos de estos dos movimientos subversivos, uno mexicano y otro colombiano. Con documentación y fotografías. En el marco de la alerta roja impuesta por el Gobierno mexicano frente a los festejos del Bicentenario, en el que las siglas del MLR se instalan como un foco potencial de revuelta.

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