lunes, 13 de septiembre de 2010

Los despatriados-- Polimnia Romana

Leyendo un hermoso poema dedicado a la patria me di cuenta que los mexicanos estamos siendo despatriados, no sólo por el saqueo de nuestras riquezas, que los poderosos han solapado, ni por la entrega de la soberanía al mejor postor, sino por el bombardeo de que ya no hay razones para defender lo nuestro. Un fragmento del poema dice:

...se ama una tierra como propia cuando se quiere volver a sus entrañas. La patria es el lugar donde partir es imposible donde permanecer es necesario,donde el barro es más fuerte que el deseo de seguir caminando. Donde las manos caen bruscamente y estar arrodillado es el descanso.

Donde se mira el cielo con soberbia desesperada y áspera. Donde nunca se está del todo solo,donde cualquier lugar es la morada,donde se quiere arar y dar un hijo,y se quiere morir, ahí es la patria. Las cosas andan mal en nuestra patria, el sufrimiento de la gente es permanente, los caminos intransitables por el estado de las carreteras y la presencia del Ejército que mata igual a un criminal que a un civil inocente; los jóvenes sin futuro, las madres desconsoladas y los privilegiados haciendo alarde del derroche y el cinismo, todos impunes a pesar de sus grandes faltas. Contrario a lo que dice el poema, nadie quiere volver a las entrañas de esta tierra, al contrario, quieren huir, unos en busca de empleo y otros a asegurar sus riquezas en otro país. Partir ya no es imposible sino eminente, permanecer no es necesario.

Ya no se mira el cielo con soberbia, se mira con pena y vergüenza. Ningún lugar es morada segura, se acabó el arado y el campo, y tener un hijo sin futuro es condenarlo al sufrimiento. Están siendo despatriados los que han perdido la esperanza. Las cosas andan mal en nuestra patria, sí, y, sin embargo, hay mucho que salvar antes de salir corriendo. Tenemos que creer que sí hay futuro y que los campos desolados volverán a dar buenas cosechas.

Tenemos que hacer de nuestra casa una morada segura para otros, extender la mano, guiar al que se siente perdido, infundir la esperanza destrozada y volver a llenar las plazas sin miedo de ser otra vez defraudados.

Los traidores finalmente nos hicieron un favor, nos quitaron una carga, solitos se apartaron del camino que vamos a recorrer para recuperar la patria. Son más los corazones que no han claudicado que los que dejaron de latir en sintonía con un proyecto común, el de la Transformación Pacífica.

Vamos a conmemorar la Independencia, tal vez no lograda pero iniciada hace 200 años por hombres y mujeres libres que dieron todo por un ideal. Vamos a recordar en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, la verdadera historia de México, y partiendo de ella entender porqué seguimos de pie.

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