sábado, 4 de septiembre de 2010

Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto El grito de la incertidumbre


No hay plaza cívica del país que en estos momentos se sienta segura de que no habrá riesgos la noche del 15 de septiembre.
¿Qué pesará más en el ánimo de los mexicanos este 15 de septiembre, nuestra vocación y afición por la fiesta y el jolgorio con el motivo patrio como pretexto, o el desánimo social y el miedo que invade a muchos mexicanos en estas fiestas bicentenarias?
Seguro que ambas cosas saldrán a relucir. Es indudable que muchos saldremos a festejar en la noche del grito, y que éste será un desahogo, una válvula de escape ante los muchos y graves problemas con los que la nación arriba a estos 200 años de vida independiente. Pero tampoco hay que satanizar a quienes, contra la propaganda oficial y comercial que retumba en estos días, consideran que no hay nada que celebrar, si acaso que conmemorar y que salir esta ocasión a los festejos patrios no sólo no es seguro, sino que hay riesgos y amenazas latentes como la violencia del narco, la inseguridad y hasta amagos de irrupciones de grupos guerrilleros en esa fecha histórica.
Nada es imposible y todo puede pasar en este México convulso. En algunos casos hay sustento para el miedo —remember Morelia y sus muertos en los granadazos— y en otros, sólo especulación.
Hay también lugares donde, sea por recomendación de áreas federales o previsión propia de autoridades locales, los festejos patrios se verán reducidos o de plano cancelados. Es el caso ya anunciado de Ciudad Juárez, donde el gobernador Reyes Baeza y el alcalde José Reyes Ferriz decidieron suspender la verbena popular en la plaza pública, para sustituirla por un grito televisado desde un lugar no precisado, “para no exponer a los juarenses”.
Hay otras entidades donde también están en duda las ceremonias masivas para dar el grito. En Tamaulipas, el gobernador Eugenio Hernández evalúa si hay condiciones de seguridad para convocar a la población a una concentración al aire libre o se si la ceremonia se lleva a cabo, como en Juárez, de manera privada y se difunde vía televisión. En Monterrey y varios municipios de Nuevo León también los festejos están empañados por la incertidumbre y el miedo y, aunque se realizarán las ceremonias públicas, es tal el desánimo que afecta a los neoloneses por la violencia y la inseguridad que padecen, que difícilmente el festejo será pleno y concurrido como en otros años.
No hay plaza cívica del país que no se sienta completamente segura de que no habrá riesgos la noche del 15 de septiembre. Desde el pueblo más pequeño, acostumbrado ya a las balaceras y ejecuciones, hasta algunas de las ciudades más grandes de la República, hay amenazas latentes y riesgos reales de seguridad para estas celebraciones. ¿Impedirá eso la fiesta? Seguramente no, pero sí puede empañarla.
¿Qué sorpresas nos depara esa noche larga, intensa y festiva que suele ser el 15 de septiembre para los mexicanos? Esperamos que sean todas buenas; pero que nadie minimice los riesgos.
PEÑA EN SU ENCRUCIJADA
El quinto año de gobierno para Enrique Peña Nieto no tendrá otra prioridad —aunque su impecable propaganda diga otra cosa— que operar y manejar su propia sucesión de manera ordenada y no errar en la definición del candidato priísta a la gubernatura del Estado de México. El domingo que rinda su quinto informe, Peña Nieto enviará también señales de que tiene muy claro que “no hay 2012 sin 2011” y que las elecciones locales en su estado y lo que ahí pase, condiciona su proyecto presidencial.
Tan claro lo tiene, que el gobernador mexiquense ya empezó a operar la sucesión estatal. Hace unas semanas convocó en su casa a una reunión con los aspirantes a sucederlo. Siete fueron en total los invitados y entre los asistentes, afirman, estuvieron el diputado federal Luis Videgaray; el alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila; el edil de Huixquilucan, Alfredo del Mazo; el líder del PRI mexiquense, Ricardo Aguilar, y el presidente del Congreso local, Ernesto Nemer.
¿Cuál de esos será el “delfín” de Peña? Ni él lo sabe todavía o al menos eso dice. Las derrotas priístas en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, son un referente obligado para la decisión que tome y la confirmación de que, por popular que sea el gobernador, un mal candidato impuesto desde el palacio de gobierno de Toluca, aumentaría el riesgo de derrota.
Tan bien lo sabe Peña Nieto que, mientras maneja con pinzas su propia sucesión y dice que el candidato “será el que garantice efectividad y triunfo”, aunque no sea el más cercano al gobernador, también se mueve en el plano nacional para cubrirse y autoarroparse ante los disparos políticos de sus adversarios que lo tienen en la mira.
Si en McAllen, Texas, hace tres semanas, Peña recibió el respaldo abierto de 10 de los actuales gobernadores del PRI y tres de los mandatarios estatales entrantes que acordaron “blindarlo”, esta semana dio también un paso que puede ser clave en su proyecto político. El lunes, muy temprano, el mexiquense llegó hasta la casa de Manlio Fabio Beltrones y, además de felicitar al sonorense por su cumpleaños ese día, tuvo con él un desayuno largo que pudo ser el inicio de un pacto entre los dos personajes claves para 2012.
Peña Nieto se prepara pues y se acuerpa para el mítico y complicado quinto año, que para él será la encrucijada, la escala obligada en la que se verá si, como dicen sus promotores y panegiristas, es “invencible” o si, como afirman sus detractores, es sólo un producto de la mercadotecnia televisiva.
NOTAS INDISCRETAS…El profesor Rafael Ochoa Guzmán vuelve a su escaño en el Senado este martes, después de tres años de licencia. En 2007 se separó del cargo, dijo entonces, “para atender asuntos que requerían su total atención” en el SNTE, que no eran otra cosa que los embates de las hijas de Elba Esther Gordillo Morales y de su yerno para quedarse con el liderazgo y el control del poderoso sindicato magisterial. Si hoy el profesor vuelve al Senado ¿es porque ya apagó aquellos fuegos?... ¿Alguien sabe qué hace y en dónde está por estos días el subcomandante Marcos? Quienes conocen bien al líder zapatista afirman que los pasos silenciosos del “sup” se escuchan bajitos, muy bajitos, en extraños secuestros activos y muy, muy sonados, ¿será?... Los dados cierran con serpiente. Mala señal.

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