domingo, 17 de julio de 2011

En AMLO reside la duda; en el PRI, las pruebas H. E. CAVAZOS ARÓZQUETA

Dijo Ollanta Humala, dirigiéndose al pueblo del Perú, en el último debate presidencial: “de mí puede haber dudas, pero en el otro lado hay pruebas”. Y en ese lado estaba Keiko Fujimori. Sí. Fujimori, apellido de asesino, de corrupto, de genocida, de represor, de dictador; pero sobre todo, de pasado negro, oscuro. Fujimori era el nombre de la regresión. Humala el del progreso, el del cambio, el del futuro.



Hoy México se encuentra en un parecido escenario en el que se encontraba el Perú cuando Ollanta dijo esa frase llena de elocuencia, de sabiduría y de razón. Por un lado aparece Andrés Manuel López Obrador, hombre en el que residen miles de dudas, de cuestionamientos; del otro se encuentra el PRI; partido en el que habita la prueba: el asesinato, la CTM, Velázquez y sus ‘lobitos’, la ‘dictadura perfecta’, el 2 de octubre, el ‘Halconazo’, Nazar Haro, ‘el Negro’ Durazo, las crisis económicas, Salinas de Gortari, la dolencia, la miseria, la corrupción, el saqueo.



México decidirá su destino. ¿Le apostará al cambio, o se quedará con su mediocre “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”?



En AMLO reside la duda; en el PRI, la prueba.

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