viernes, 8 de julio de 2011

EN LOS BARRIOS RICOS TAMBIÉN LLUEVE--de José Eduardo Rodriguez Pérez

Hoy estuve repartiendo el regeneración en una colonia cercana a plaza del sol. Una zona pudiente donde residen las clases medias mas altas. Escalantes en la piramide social, pequeños ricos que cada vez son mas ricos. La mayoria hijos de familias que cual titulo de nobleza son herederos de riquezas familiares que pasan de generación en generación.

Es en barrios como estos, arbolados, llenos de flores y perfectamente asfaltados donde uno no puede dejar de pensar en las colonias de las periferias donde las calles ni siquiera estan empedradas y en vez de jardines abundan en las esquinas jovenes abandonados por el mundo, perdidos en las drogas, el alcohol y el mas grande de todos los vicios, la ignorancia.

Es en barrios como estos donde las casas llegan a ser tan grandes como para ocupar una manzana completa donde uno sabe lo lejos que está la justicia, lo imposible que es la igualdad ante la ley mientras la brecha que separa a ricos y pobres se haga cada vez mas grande.

Es justo en barrios como estos donde uno no entiende como sigue siendo posible que existan pequeñas islas de riqueza rodeadas de una gran miseria. ¿como es posible que los millones de pobres no se rebelen en un arebato de enojo contra este puñado de delincuentes que se hacen llamar "clase pudiente", ladrones de la riqueza que producen las manos agrietadas de los trabajadores?

-Es un comunista- me dijo con desprecio un hombre de corbata cuando me acerque a entregarle el periodico mientras salia en su coche, literalmente me aventó el periodico a la cara.

-bueno fuera que este hombre sea un comunista, alguien dispuesto a quitarte lo que no es tuyo para ver sin con eso adquieres un poco de humildad- pensé.

-Que flojera leer- me dijo un jovencito, rubio de ojos azules con unl ego tan grande como su propia falta de gracia.

-La pobreza es una mentira, nunca pudimos haber estado mejor, son pobres porque no trabajan- me reclamó una anciana apoyada en su bastón. A lo lejos parecia dulce y amable, pero apenas hojeó el periodico se tranformó por completo, encogió los hombros y apretó los labios mostrandose amenazada.
- ¿sabe usted que los que mas trabajan son los que menos tienen?, ¿sabe que hay personas que trabajan 6 dias a la semana, 10 horas diarias por apenas 500 pesos?- pregunté.
- Retirate, no te puedo atender- me dijo indignada y dió un cerrón a la puerta que hasta los vidrios cimbró.

En esta zona de gente mal educada, también abundaron los -gracias ...pero yo no vivo aqui, solo vengo a hacer de comer/ arreglar el jardin/ hacer el "que hacer"- la servidumbre pues, que quizá no tienen un titulo pero saben tratar a los demás con un poco de amabilidad. La educación no es una cuesión de titulos.

Es en esta zona donde se hace palpable que unos nacen para mandar y otros para obedecer, donde aparece esa pesadilla en el que al mas puro estilo de novela de Televiza, quienes atienden la puerta son mujeres de las clases bajas, que hablan poco y agachan la mirada cuando uno habla, mujeres morenas de manos desgastadas que apretando el mandil te dicen que -la señora no está- y se sorprenden cuando uno les responde, -pues que mejor-

Y de pronto cuando platicaba con un pequeño grupo de jovenes albañiles que pintaban una casa de grandes jardines y altos canceles sobre como la riqueza de unos se debe sencillamente a la pobreza de muchos otros, el cielo se oscureció y comenzó a llover, un tremendo aguacero. El viento sopló y algunas ramas calleron, las calles se convirtieron en rios y entonces cai en la cuenta de que estos barrios pese a todo, son mortales y están habitados por mortales. Que tenemos que ganarle a esta oligarquia por la que corre una sangre tan roja como la de cualquier hombre o mujer de la periferia. Qe es cuestión de despertar ...nosotros.

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