lunes, 18 de julio de 2011

La fealdad no es contagiosa, jajajajaja..

Romualdo, el hombre más feo del condado, conoció a Timotea, la más fea mujer de la comarca. Estaba, como dicen, la mazorca p'al marrano. Su común fealdad los llevó a entenderse bien -nunca falta un roto para un descosido-, y después de un breve noviazgo se casaron. A los nueve meses Timo dio a luz una linda pareja de gemelitos, niño y niña, hermosísimos los dos. La chiquitina era un angelito; el niñito un querubín. Cierto día salieron a pasear, y llevaron consigo a los bebés. Se toparon con doña Jodoncia, mujer de agrio talante y sin educación. Dice ella, grosera: "¿Cómo unos papás tan feos pudieron hacer unos niños tan bonitos?" "Señora -responde Romu con gesto agrio-: no los hicimos con la cara"...

No hay comentarios: