sábado, 17 de marzo de 2012

Los lloriqueos del equipo de Josefina Vázquez Mota por la “guerra sucia” en Twitter-- BEAM

Criticar, exponer o comentar los fiascos de una candidata tan frágil en lo emocional y tan vulnerable en lo intelectual como Josefina Vázquez Mota no es guerra sucia. Es ejercicio de libre expresión y responsabilidad de quienes quieran y puedan hacerlo.

Señalar los gafes de una candidata tan poco preparada (¡Menos que Fox y Calderón!) para tomar las riendas de la presidencia no es guerra sucia, ni mucho menos "misoginia", como han tratado desesperadamente de hacer ver algunos de los miembros del fallido equipo de campaña de la ex vendedora de cosméticos. En este contexto, los lloriqueos de los manejadores cibernéticos de Chepina no son simplemente tristes. Son verdaderamente patéticos.

Pero para que me entiendan, van unos cuantos ejemplos de lo que es guerra sucia y de lo que no:

Informar que Josefina Vázquez Mota alabó a Augusto Pinochet en un medio conocido no es guerra sucia.

Decir que Josefina tiene un tórrido romance con Antonio Solá, rey de las campañas de lodo en la política latinoamericana, si sería guerra sucia.

Informar que Josefina Vázquez Mota escondió a una de sus hijas, por gordita, de la portada de una revista no es guerra sucia.

Decir que Josefina es amiga íntima del presidente de Venezuela Hugo Chávez si sería Guerra Sucia.

Informar que Josefina se avergüenza de haber estudiado en la Ibero no es guerra sucia, es la verdad.

Decir que Josefina Vázquez Mota fue a visitar al mismo brujo que Elba Esther Gordillo en África si sería guerra sucia.

Informar que Josefina Vázquez Mota se ha blanqueado notablemente la piel de 2004 a la fecha para agradar a sus posibles y acomplejados simpatizantes no es guerra sucia. Es una realidad.

Decir que Josefina Vázquez Mota estuvo involucrada en la extraña muerte de algún personaje importante recientemente fallecido si sería guerra sucia.

Informar que Josefina Vázquez Mota llamó “monstruo” a la UNAM, insinuando que el presupuesto que se le destina a la máxima casa de estudios de nuestro país es excesivo, que creen, es la verdad.

Decir que Josefina tiene un serio problema con los tranquilizantes y que por esto se analiza su sustitución como candidata del PAN a la presidencia de la república, si sería guerra sucia.

Ahí se las dejo, muñecos.

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