martes, 6 de marzo de 2012

Un misterio periodístico llamado Raymundo Riva Palacio-- JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO

Hoy Raymundo Riva Palacio publica una columna en los diarios donde la tiene sindicada, en la que hace parecer a Luis Videgaray, principal operador de Enrique Peña Nieto, como un pobre voluntarista político.

Los voluntaristas políticos, de acuerdo a la definición del diccionario clásico de política, es aquel personaje que se mete en los escenarios políticos a fuerza de voluntad, pero que no sabe hacer política.

Y según Riva Palacio, Emilio Gamboa fue a regañar a Videgaray porque estaba descomponiendo los equilibrios políticos del PRI al conformar las listas de candidatos a diputados y senadores que irían por la vía plurinominal.

Después del regaño de Gamboa, las aguas volvieron a su cauce y los equilibrios se recuperaron.

Y algo puede haber de cierto en la reseña del misterio periodístico que es Raymundo Rivapalacio, cuya única constante es, paradójicamente, su inconstancia en los puestos directivos de los medios que ha llegado a ocupar.

La clave para reubicar la “ambición” (más bien sería el despropósito político) de Luis Videgaray fue un expediente que le presentó Emilio Gamboa en donde la señora madre del operador de Peña Nieto, como funcionaria de la mesa de dinero del Banco Santander, intervino en un millonario refinanciamiento de la deuda del Estado de México cuando el ahora pre candidato presidencial del PRI gobernaba esa entidad.

La liga indiscutible que existe entre Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones tiene antecedentes añejos. Nunca la han ocultado.

Y como rezan las consejas de los dinosaurios, en política unen más las complicidades que los afectos.

Aquí recordamos en alguna ocasión, que el temor que infunde esa pareja formidable de políticos que son Beltrones y Gamboa, se pinta claramente en la anécdota de cuando Carlos Salinas de Gortari, en las horas finales de su sexenio, le daba a cuantos periodistas querían oírlo un “gran consejo”: “Cuídense de Gamboa y de Beltrones” era la advertencia que vendía el innombrable.

La poderosa capacidad de obtener información de Manlio Fabio Beltrones no tiene comparación en todo el contexto político nacional.

Y la manera de manejarla tampoco.

Recuerdo que en una ocasión, hace unos años, alguien le avisó a Beltrones que le tocó presenciar el momento en que hacía unos minutos, Beatriz Paredes había sido internada en conocido hospital del DF.

El sonorense le dijo que así era y lo citó en su oficina. El informante casual llegó a los 15 minutos de haber presenciado el hecho. Y Beltrones lo recibió con la hoja de ingreso de Paredes al Hospital ABC.

O sea que antes que nadie en el medio político de México, supo del acontecimiento antes que Manlio Fabio Beltrones.

Armarle un expediente a Luis Videgaray, de existir elementos como los que apunta Rivapalacio en su extraña columna, para un político de la capacidad de maniobra de Beltrones sería relativamente fácil. Y dárselo después a Gamboa, más fácil todavía.

Pero yo no creo que sea el caso. Ni del mensaje (Beltrones) y menos del mensajero (Gamboa) para reubicar a Luis Videgaray.

Un personaje tan extraño como Riva Palacio, que lo mismo pierde la confianza de un lobo del periodismo como Juan Francisco Healy Ortí y tiene una efímera presencia en la dirección Editorial de El Universal; que deja los barcos de Milenio, de El Independiente con todo y Carlos Ahumada y la vergonzosa renuncia radiofónica de Javier Solórzano con singular desparpajo, y que hoy está sufriendo con el lastre que le representa el proyecto fallido de 24 Horas; suele esconder su difusa personalidad en información que convierte en desinformación.

Que a final de cuentas es un servicio para quien resulte beneficiario de esa práctica perversa del periodismo.

Con la columna de hoy de Riva Palacio no ganan ni Peña, ni Videgaray, ni Manlio, ni Gamboa. Gana el PAN al enfrentar a las principales corrientes políticas del PRI.

Y con Calderón en el gobierno y con Ernesto Cordero en la lucha por subsistir en el ánimo de Josefina Vázquez Mota con miras al 2018, parece que en esta ocasión la información de Rivapalacio provino de alguien que sabe utilizarla como lo hace Antonio Solá, es decir, destruyendo prestigios y dividiendo a sus opositores.

Todo queda, desgraciadamente, de mi parte, en una pobre especulación.

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