martes, 19 de junio de 2012

Hoy, el debate #YoSoy132-- Ricardo Monreal Ávila

Hoy a las ocho de la noche se realiza el debate de un México inédito: el de las redes sociales. Convocado por los jóvenes del movimiento #YoSoy132, este debate ya tiene varios primeros lugares antes de realizarse. Primero en convocarse mediante una organización ciudadana juvenil. Primero en organizarse sin participación alguna de las autoridades electorales (lo cual no lo hace ilegal). Primero en transmitirse por internet y redes sociales, los verdaderos competidores de los medios de comunicación tradicionales.

Este debate también ocupa el primer lugar en ser el más asediado, calumniado y boicoteado por sus detractores. Desde hace dos semanas, precisamente cuando el movimiento estudiantil lanzó la convocatoria, surgieron varias intentonas para dividirlo. Nació el grupo Generación Mx como una supuesta escisión de YoSoy132. En cuanto se evidenció que una de sus dirigentes era también una de las que escenificaban los primeros spots del PRI, la maniobra quedó sin efecto. Después surgió el grupo “YoSoy1-2-3”, como iniciativa oficial del sector juvenil del PRI, que por su naturaleza partidista nació muerto, sin mayor impacto. Por último, ayer circuló un audio editado de uno de sus presuntos dirigentes, donde se “revela” que el movimiento #YoSoy132 estaría “manipulado” por López Obrador. Burdo montaje.

Pero el desdén mayor provino del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, quien desde el primer día rechazó la invitación de los jóvenes por considerar que no existían las condiciones de imparcialidad, objetividad y neutralidad para su participación, cuando los organizadores, todavía el día de ayer, ofrecieron garantizar esas condiciones y seguridades.

Con independencia del desenlace, esta elección será recordada por la irrupción de los jóvenes #YoSoy132 en la escena pública. Antes del acto en la Ibero, nadie los traía en el radar. La visión de todos los partidos era la tradicional: por su densidad sociodemográfica (30 por ciento del padrón electoral), era un grupo etario estratégico (“los jóvenes pueden decidir la elección”, era el estribillo más repetido), al que había que vincularse en algún momento del proceso, pero no se sabía con precisión cómo hacerlo.

Predominaban aún los prejuicios propios de la partidocracia. Era común escuchar algunas racionalizaciones alejadas de la realidad: los jóvenes rechazan la política, son impermeables a cualquier mensaje partidista, por lo mismo no hay que destinar mucho tiempo a tratar de convencerlos porque solo se cosechan algunos seguidores.

Todos estos prejuicios se vinieron abajo con el movimiento que hoy organiza el debate, el cual ha obtenido varias victorias en un corto tiempo: haber introducido en los noticiarios de las televisoras una oferta informativa más equitativa y plural; haber sentado a tres de los cuatro candidatos presidenciales a debatir con preguntas de, para y con los jóvenes; y, la más importante, haber descarrilado la estrategia mediática que quería hacer creer a la mayoría de los ciudadanos mexicanos que el regreso del PRI a Los Pinos era algo inevitable, y que había que sumarse a ese tren imparable de la historia para no ser arrollado por él.

Hoy más que nunca, el resultado de la próxima elección está en manos de los jóvenes. Nunca antes, los ciudadanos de 18 a 29 años había sido tan numeroso en el padrón electoral (24 millones); de la misma forma, nunca más lo volverán a ser en las próximas elecciones, porque la sociedad mexicana empezará a envejecer. Este es su momento histórico y esta es su elección. Dependerá, por supuesto, de que acudan a las urnas a votar masivamente y a favor de alguno de los aspirantes. En el caso de AMLO, el umbral de lo “masivo” y de lo “determinante” va de cuatro a seis millones de votos jóvenes, con lo cual el resultado de la elección se definiría de su lado.

¿De dónde pueden obtenerse estos votos jóvenes? Esencialmente de dos sectores: los votantes de primera vez y del voto juvenil universitario. Los jóvenes que por primera vez podrán votar en una elección presidencial suman 12 millones (de 18 a 24 años). Históricamente, es el sector de jóvenes que más participa (hasta 35 por ciento). En tanto que los universitarios del país suman 3.5 millones, en el sistema público y privado. Son los ciudadanos de las repúblicas de Twitter, Facebook y YouTube. Y en el México de las redes sociales, el puntero es López Obrador.

Si el domingo 1 de julio vemos largas filas de jóvenes en las casillas a lo largo del día, será una buena señal de que este país empezará a virar impulsado por la convergencia de dos situaciones: la emergencia política de los jóvenes y la consistencia de un liderazgo como el de AMLO, enarbolando ambos la bandera del Cambio Verdadero.

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