No puedo negar que mi alma es joven y quisiera salir corriendo para unirse a los estudiantes que reclaman justicia y un mejor futuro para todos los que compartimos esta patria herida de muerte. Sin embargo, hoy tengo otra encomienda. Una gran responsabilidad pesa sobre mis espaldas. A partir de hoy representaré en la Asamblea Legislativa a los habitantes del Distrito XXV de la Delegación Álvaro Obregón, lugar donde he vivido desde hace muchos años y que elegí como nueva trinchera.
Aquí, igual que en miles de comunidades de México, la gente siente indignación porque los gobiernos federales no han estado a la altura de los mexicanos y han dilapidado el erario en todo menos en lograr el rescate del campo, de la educación y de la cultura. Vivimos tiempos de ignorancia y soberbia.
Los gobiernos que han empobrecido al pueblo han fallado también en su responsabilidad de defender los derechos elementales de las mayorías, por favorecer a unos cuantos. Incumpliendo sus promesas de campaña, una vez en el poder dejaron pasar la oportunidad de revertir la desigualdad, la corrupción y la impunidad que tanto daño nos han hecho como pueblo y como nación libre y soberana.
Hoy adquirí una gran responsabilidad y tengo el propósito de trabajar los próximos 3 años en beneficio de los ciudadanos a los que represento, a los que me favorecieron con su confianza y también a los que optaron por otra opción. Para mí todos son importantes.
Tengo grandes retos por delante y voy a trabajar todos los días sin descanso para vencerlos. Sé que no será fácil pero tampoco imposible. Cuento con el apoyo de mucha gente que me acompaña en este nuevo camino y que comparte mis ideales y la esperanza de un cambio verdadero.
Lo vamos a conseguir, de eso no tengo duda. Este país no es el mismo que hace 6 años, ahora tenemos un alma joven integrada a la lucha.
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