jueves, 12 de julio de 2012

Ebrard como abanderado, no sirve- JANE DE LA SELVA

La seguridad nacional es cosa muy seria. No es un juego, no es una carrera de autos. Tampoco lo debería ser la ambición presidencial de Marcelo Ebrard, pero parece lo es. Qué bien papaloteó las banderillas blanquinegras, (que son las de terminación y no las de inicio) del operativo policial que le organizaron para hacerlo lucir chingón. Un pequeño detalle de distracción, que plasma subliminalmente la frivolidad, el cuantioso gasto echado a la basura de dichas acciones.

Aquí en la selva alguien dijo: Esto es una burla, ¿qué no es precisamente el operativo de la CONAGO, lo que debería estar haciendo la policía todos los días? ¿Su trabajo de rutina, para lo que están empleados?

Dolores Padierna, quien ha sido muy clara en su visión política, lo dio a entender entre líneas. Que se defina Marcelo Ebrard, que se avoque a gobernar, no a utilizar la envestidura para la promoción de lo relacionado con sus propósitos personales.

Ejecutada la estrategia, además, con abusos de las incipientes pero flamantes autoridades contra ciudadanos inocentes, sin pruebas suficientes para su detención y en algunos casos cobrando jugosas mordidas para ser liberados.

Ahora, si ya está el regente en campaña por la Nueva Izquierda Chucha y no se va a dedicar a trabajar sino a promover su imagen, mejor que se retire del puesto de gran responsabilidad ciudadana que ocupa y se dedique a lo suyo.

De abanderado de carreras automovilísticas (deporte extremo de concentración y precisión) encargado de dar el inicio mediático al operativo policial, no sirvió, fue un fracaso.

Se equivocó al sacudir, orgulloso, las banderillas llamadas “checker flags”, que sólo se utilizan para cerrar la carrera, en lugar de hacerlo con la verde que siempre es para marcar el inicio.

Se entiende que tres mil y pico detenidos, en los 32 estados del país, a pesar de la verborrea mediática soltada al respecto, es una cifra escuálida. Nada para presumir. Lo que comprobó a la ciudadanía que las acciones que debían ejercerse a diario en cumplimiento del deber público que se ocupa de la seguridad de los mexicanos anterior a dicho operativo, eran de tan tétricas impresentables.

Simplemente la encomienda mediática erró desde el banderazo de salida.

Si Marcelo acepta el apoyo para candidato presidencial de la Nueva Izquierda cupular, qué bien. Ya se definió. Por fin admitirá que es un Chucho más, a quien no se le puede confiar.

El verdadero partido social demócrata de México está ya amalgamado en una fuerza mayoritaria civil que en las elecciones presidenciales del 2012, tendrá la capacidad para reclamar su autoridad.

El que unos cuántos se separen, (que algunos de ellos se reunificarán después con la cola entre las patas), no es de peso ni de impacto considerable.

Que cuando la inercia de la transparencia y la regeneración es la que impulsa, absorben al colectivo hacia su frecuencia, hacia el camino que huele y sabe a la auténtica posibilidad de la anhelada justicia social.

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