miércoles, 24 de julio de 2013

Ciro Gómez Leyva sobre AMLO & Pemex: Socavar al líder para minar el proyecto

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristomié 24 jul 2013 11:05
  
Después del 2006 y hacia el 2012, las armas fueron el desdén y la descalificación en correspondencia con el estelar ensalzamiento mercadotécnico exagerado del actual ejecutivo (con la televisión, la prensa y las encuestadoras a su servicio), así como la ratificación de las caracterizaciones de 2006.
Existen dos proyectos claros de país en México. El que está en el poder desde hace al menos 30 años, caracterizado como neoliberal y “entreguista”. Y el de izquierda, de carácter nacionalista abanderado primariamente por Cuauhtémoc Cárdenas (en la línea del padre) y posteriormente y hasta ahora, por López Obrador.
En este lapso, dos claros fraudes (1988 y 2006) y una elección marcada por la irregularidad y la adquisición anticipada (2012), han impedido que el proyecto de izquierda ascienda al poder y modifique las políticas y las consecuencias de la otra alternativa.
El mecanismo más utilizado para minar este proyecto opositor ha sido el de socavar a sus líderes. Con Cárdenas lo hicieron hasta que en una tercera candidatura ya no pudo levantarse de un tercer lugar. López Obrador ha mantenido ese proyecto con férrea firmeza, con entereza, y lo ha llevado a las puertas del triunfo.
Si algún político, desde el proceso de desafuero en 2004, ha sido atacado y calumniado en este país, ese es López Obrador. Hacia 2006, por parte de Vicente Fox, el PAN, el Consejo Coordinador Empresarial y, desde la perspectiva ideológica, por Enrique Krauze y su equipo. Dos frases equivalentes fueron los morteros de socavado, una fascista: “Un peligro para México”, y la otra “psicologista” y racista: “El mesías tropical”. De allí, todo lo que pudiera derivarse.
Después del 2006 y hacia el 2012, las armas fueron el desdén y la descalificación en correspondencia con el estelar ensalzamiento mercadotécnico exagerado del actual ejecutivo (con la televisión, la prensa y las encuestadoras a su servicio), así como la ratificación de las caracterizaciones de 2006.
En 2008, Felipe Calderón intentó perpetrar la privatización del petróleo mexicano que se busca reeditar en 2013. Logró a medias o a cuartas una semi-privatización. Hoy se quiere la consecución de lo fallido en 2008.
Abierto el debate por las reveladoras declaraciones de Peña Nieto al Financial Times acerca de la privatización del petróleo mexicano, una de las inmediatas acciones de los pro-privatizadores ha sido descalificar a los anti-privatizadores. Diciendo, 1. Que éstos ven al petróleo desde el dogma, la ideología, el mito, la religiosidad, cuando se trata de una cuestión técnica. 2. Que el nacionalismo es una posición trasnochada, retrógrada, conservadora. 3. Que el líder de esta posición es todo lo que se ha dicho desde 2004.
Naturalmente, en pleno proceso de preparación del terreno para la privatización, se ha echado a andar el mecanismo de socavado. Que no sólo descalifica sino que, asimismo y paradójicamente, mañosamente rehúye el debate técnico que esgrimen porque, de acuerdo a los “datos duros” evidenciados por los expertos, perderían de calle.
No sorprende, pues, que se le vayan al cuello por vez enésima a quien ha llamado nuevamente a la defensa del petróleo; a quien ha convocado a sus seguidores a una primera concentración opositora masiva el 8 de septiembre próximo en el zócalo.
De allí  que sea normal que un adversario de 2006, Roger Bartra, sea utilizado de nuevo en contra del proyecto y la bandera de la izquierda. Y hasta que alguien aparente o supuestamente ajeno y aun desdeñoso hacia un medio como SDPNoticias, Ciro Gómez Leyva, ahora cite en su columna deMilenio a Bartra, al portal y a la entrevista hecha al ensayista por su propietario, director y antiguo colega, Federico Arreola.
Socavar al líder opositor al objetivo pro-privatizador, López Obrador, amerita eso y más. Faltaba menos. Socavarlo, desalentar a sus seguidores, para minar el proyecto.
La línea se reduce, ya que no desean debatir técnicamente (evaden incluso la idea de un referéndum en tema tan sensible para los mexicanos), a descalificar y socavar la postura de López Obrador. Es lo que hacen Bartra y Gómez Leyva. Afirman aun, que Morena no levantará suficiente vuelo como para alcanzar una oposición fuerte (“Morena será débil y un nuevo fracaso de López Obrador”). En realidad, el debate no debiera atender siquiera a López Obrador y Morena, sino a los aspectos técnicos, por un lado, y al interés de la nación, por otro. Bartra no proporciona un solo dato técnico durante su entrevista descalificatoria.
Pero como no se trata como pitonisas de adivinar el futuro, habrá que esperar y vivir el desarrollo de los acontecimientos.
P.D. ¿No resulta significativo que, pese a todo, aún hoy, después de tantos años y batallas, los medios y adversarios continúen ocupándose de un “hombre caído”, de López Obrador?

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