miércoles, 10 de julio de 2013

¿Dónde están las pruebas delcochinero electoral?

Leo Zuckermann 10/07/2013 04:30
¿Dónde están las pruebas del <i>cochinero</i> electoral?
Una de dos: o todos los partidos hacen trampas en las elecciones en México o todos los partidos han adoptado el discurso lopezobradorista de “fraude electoral” aunque no tengan pruebas. Porque una cosa es cierta: todos, absolutamente todos los partidos en México, se quejan de que les tratan de ganar las elecciones a la mala. Vaya, hemos llegado al absurdo de que, hasta cuando ganan, dicen que hubo trampas. En esta última elección, Gustavo Madero, líder del PAN, dijo que los comicios estuvieron plagados de irregularidades incluso en estados donde los panistas se alzaron con la victoria como Baja California.
PRI, PAN, PRD, los partidos chicos, todos se han quejado de presuntas prácticas fraudulentas en estas últimas elecciones. El problema es que son puros dichos que no están sustentados con pruebas. O, cuando sacan alguna, se trata de nimiedades: la quema de un puñado de boletas, el robo de una urna o fotos de despensas supuestamente para comprar la voluntad ciudadana. Yo, hasta ahora, no he visto pruebas contundentes de fraude electoral, salvo las grabaciones en el caso de Veracruz donde se prueba que funcionarios del gobierno de Javier Duarte pensaban utilizar los programas sociales con fines electorales, algo que está penado por la ley y que, por cierto, permanece en la impunidad (que yo sepa no hay nadie en la cárcel por este delito).
Entonces, repito, o todos los partidos son una bola de tramposos o tan mañosos que no dejan huellas, o todos ya se acostumbraron a gritar “fraude electoral” como sistema, a la usanza de López Obrador. Recordemos que el tabasqueño, pierda por menos de un punto porcentual como en 2006, o por seis puntos como en 2012, siempre grita “al ladrón”. Es una manera de justificar su derrota: “Yo no perdí, me ganaron a la mala”. El problema es que nunca presentan pruebas, o las que enseñan no alcanzan para probar el gran fraude.
En 2012, por ejemplo, Claudia Sheinbaum y Carlos Ímaz, publicaron en La Jornada una larguísima lista de prácticas fraudulentas “antes, durante y después de la jornada electoral” de ese año. Mencionaron: “tacos de votos (introducción de varios votos por un mismo votante) realizado con boletas impresas en los Talleres Gráficos de la Nación (2.5 millones) después de que se había terminado oficialmente la impresión y con boletas impresas en Texas (otros tres millones) […] carruseles (gente que vota varias veces en diferentes casillas); casillas zapato (con la modalidad de que se pusieron unos cuantos votos a otros candidatos para que no se identifiquen); acarreo de votantes; coacción de votantes afuera de las casillas; robo de urnas, quema de boletas electorales o tiradas a la basura; amedrentamiento y violencia contra funcionarios y representantes de casillas, incluyendo secuestros y hasta asesinatos, así como agresiones físicas contra observadores electorales ciudadanos”. Además, Sheinbaum e Ímazrecurrieron al viejo argumento del “fraude cibernético”: el “comportamiento ‘espejo’ de la gráfica de la captura de los resultados en el PREP que indica que no es el resultado aleatorio de la captura de las actas, sino que hay un factor numérico que pondera y ajusta la captura de los datos”. La larga lista de trampas se complementaba con “gastos multimillonarios por fuera de la ley electoral, rebasando los topes de campaña y con dinero de procedencia ilícita” y el intento de comprar el voto “con dinero en efectivo, vales de gasolina, despensas, materiales de construcción, electrodomésticos, tarjetas telefónicas prepagadas” y de tiendas de autoservicio.
La noticia es que ahora todos los partidos, además de la izquierda lopezobradorista, toman esta lista y la utilizan en sus reclamos. Hasta el PRI. Hasta el PAN, cuando gana. El problema es que, como en el caso de los lopezobradoristas, no presentan pruebas o enseñan pruebitas.
Insisto: o todos los partidos son una bola de bandidos buenísimos que no dejan huellas, o todos los partidos ya se acostumbraron a utilizar el argumento lopezobradorista de “fraude electoral” para salvar la cara. Cualquiera que sea el caso, esto socava a la democracia como sistema de gobierno porque, con pruebas o sin pruebas, aparece como un régimen de ladrones que se pelean por el poder. Yo, por eso, como siempre, solicito a aquellos que dicen que hubo fraude el domingo pasado que presenten pruebas contundentes del presunto cochinero electoral. Es lo menos que podemos pedir.

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