lunes, 22 de julio de 2013

El cuento fantástico de Roger Bartra. Réplica a “Fango sobre la democracia”

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristolun 22 jul 2013 07:07
  
(Publicado el 25-09-06; sale ahora como preámbulo a mi reflexión sobre la entrevista de Federico Arreola, en particular, sobre el tema petrolero)
¿Qué producto intelectual cabría humanamente esperarse de un Doctorado en Sociología por la Sorbona de París, un miembro del Sistema Nacional de Investigadores, un Investigador Emérito, un Investigador Titular “C” de Tiempo Completo, Definitivo, de la UNAM, que fuera, en relación a la elección presidencial reciente, ya no digamos un análisis definitivo o imposible, sino simplemente un documento hijo del esfuerzo del observador de la realidad, de su antropológica privilegiada posición para “ver los aspectos insólitos y novedosos en el poder político moderno”, de la parsimonia de un hombre sin tribulaciones económicas, de su edad avanzada, de sus años de experiencia y acaso agréguese si fuera necesario, de su talento? ¿Qué, sino un ensayo profesional, serio, fundamentado, informado, objetivo en la medida de lo posible considerando lo relativo mismo de la objetividad, el documento, a final de cuentas, de un doctorado por la Sorbona, un miembro del Sistema Nacional de Creadores e Investigador Titu….etc.? Un documento sensato, en definitiva, no un escupitajo intolerante en contra de un personaje cualquiera de tal acontecimiento histórico. El documento de un Doctor, antropólogo, sociólogo, etcétera, no el libelo artero que “cualquier hijo de vecino” podría perpetrar.
Para sorpresa de muchos, el Doctor Roger Bartra ha publicado recientemente, bajo el cobijo amoroso de la revista Letras Libres de Enrique Krauze, no un análisis postelectoral sobre la izquierda mexicana, sino un ataque feroz en contra de López Obrador. “Fango sobre la democracia” ha llamado al “análisis” en cuestión. Pero para no ser injustos con el Doctor Bartra, recurramos directamente a su escrito y expongámoslo a los ojos del lector desde la objetividad de sus propias palabras. Evidentemente, como primera observación, ya en el título se ha hecho el pre-juicio sin haber expuesto ningún elemento aún; se juzga a priori. No se anuncia un análisis riguroso, sino que se hablará sobre el fango de que la democracia ha sido receptáculo y víctima. Veamos, por ejemplo, el párrafo de inicio. Enseguida comienza a enumerar la cantidad y variedad de fango:
“El candidato de la izquierda populista…
Otra vez, ha prejuzgado con esta su primera línea del escrito.
“Ha volcado un inmenso alud de lodo sobre las elecciones más transparentes y auténticas que ha habido en México.
Ni para los medios mexicanos ni para los internacionales, ni para ningún intelectual o académico que haya querido conocer la verdad sobre los comicios recientes es un secreto que el lodo, por decir lo menos, ha sido el arma principal de la derecha, es decir el PAN, Vicente Fox, el Consejo Coordinador Empresarial, la Iglesia, etc., para despotricar en contra López Obrador. Como muestra, la campaña del miedo (“Un peligro para México”, comunista…), de mentiras (proceso de desafuero, relaciones de AMLO con Castro y Chávez, endeudamiento de la ciudad de México, etc.) y descalificaciones (naco, ignorante, populista…).
Es increíble que Bartra, como si tratara del más eficiente consejero del IFE o el más oficioso magistrado del TRIFE, dé fe de que éstas últimas han sido las elecciones más ejemplares, cuando las irregularidades fueron corroboradas por éste último instituto al aceptar el mini conteo, al decir que Fox puso en riesgo la elección, que el CCE intervino ilegalmente en la misma, entre otras cosas. Que el TRIFE no haya querido llevar a cabo el conteo voto por voto del total de la elección recae en una de las más graves contradicciones jurídicas jamás vistas que en el futuro habrá de juzgarse. En cuanto a que fueron auténticas, si con ello quiere decir que se realizaron, que fueron un hecho, bueno, allí sí se le otorga la razón: el 2 de julio del 2006 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en México. Dato objetivo.
“No ha aceptado su derrota…
¿Quién en su sano juicio y teniendo las pruebas de irregularidades, contando con 15 millones de votos, estando apenas un poco más de un medio punto porcentual de desventaja en un sistema electrónico también bajo grave sospecha (casos: padrinazgo de Calderón en la boda del presidente del IFE; la venta ilegal del sistema del padrón electoral mexicano a la empresa estadounidenseChoicePoint por parte del IFE a cargo de José Woldenberg en 2003; padrón “rasurado” sobre todo de ancianos; Hildebrando, el cuñado del candidato del PAN; algoritmo de Florida y Ohio en la elección mexicana –en este particular consúltese a los físicos y matemáticos mexicanos y al investigador y periodista Greg Palast); quién, pues, teniendo el respaldo de un movimiento social de dimensiones históricas, va a aceptar retirarse a casa después de haber levantado el brazo de su contrincante al mejor complaciente estilo gringo; quién, acaso un lunático?
“Ha denunciado un inmenso fraude, sin probarlo, y ha rechazado las decisiones del TRIFE.
No es necesario reiterar lo que ya se apuntó arriba sobre el dictamen asombrosamente contradictorio del TRIFE.
“De esta manera ha culminado el proceso de su metamorfosis, y de ser una opción política se ha convertido en una molestia social.
Tal vez el Doctor fue de los que se sintieron afectados en la ruta circulatoria de su automóvil por Reforma o el Zócalo. Lo suponemos porque en su texto no dice en qué consiste tal “molestia social”.
“Ha envenenado el ambiente electoral…
Ya se sabe que este veneno provino siempre de la campaña del PAN, de Calderón y sus asesores extranjeros, de Fox y de los empresarios beneficiarios de los regímenes prianistas.
“Y ha colocado súbitamente a la izquierda en una posición contestataria marginal.
¡Pum! De golpe, el “Doitor” ha mandado al borde del Hades a quince millones de electores y a los más de un millón de delegados de la Convención Nacional Democrática.
“Con su agresivo populismo ha ayudado a que la derecha se mantenga en el gobierno.”
(Aquí se extraña uno del súbito arranque crítico de Bartra y de que se queje por la continuidad de la derecha “moderna y pragmática” en el poder cuando asoma por todo párrafo de su libelo la conveniencia y aún el deseo íntimo precisamente de su permanencia). Hasta ahora dábamos por sentado que la cotidiana campaña de Fox en contra de AMLO, el uso de los recursos públicos federales a cargo del presidente panista, la anticonstitucional inversión de capital del CCE en la campaña contra AMLO, la ilegal intervención de compañías trasnacionales en el proceso, el uso tendencioso de los medios masivos de comunicación, las excrementicias campañas de miedo y lodo del pan, etc., habrían sido los elementos determinantes para que “la derecha se mantenga en el gobierno” (aunque también reconocemos el crédito respectivo a Cuauhtémoc y a Marcos).
El segundo párrafo comienza así: “Ha llegado el momento de reflexionar, de discutir y de abandonar los maniqueísmos”. ¡Electrizante asombro invade el universo de mis meandros! ¡Después de todo el fango que ha vertido en el primer párrafo, Bartra dice que ahora sí va a tomar su postura de Doctor sociólogo antropólogo de la Sorbona, Sistema Nacional de Invetigadores, Investigador Tit…., para analizar objetivamente! ¿No debió haber sido ésta la postura desde el principio Doitor, antes de arrojar los resultados de su investigación durante el primer párrafo?
Bueno, una vez pasado el trago anterior, apuramos la lectura en búsqueda de la serenidad sorbonense. Sin embargo, lo que prosigue son nuevos palos de ciego (esos de limosnero que finge la ceguera con anteojos solares para que le caigan las monedas): Populismo conservador, El cacique y su pirámide, La desmodernización de la izquierda, Percepciones irracionales, Los escombros. Pero ya no hay espacio aquí ni mucho menos hígado para desmenuzar estas adjetivaciones objetivas de la reflexión sin maniqueísmos de Bartra. Pero con los subtítulos anteriores alcanza y sobra. No hace falta mucho ingenio para intuir su contenido.
En cambio, sí habrá espacio para las loas del Doctor: habla de las “Derechas modernas”; del Calderón que expresa “una derecha, centrista y pragmática, con una pronunciada vocación democrática, animada por un humanismo católico laxo y tolerante” (¿cuántos años vivió el Doctor en Francia que ignora o desconoce ciertos detalles de nuestros políticos?); deslinda con entusiasmo al PAN del Yunque (no existen los trabajos de Buendía ni Delgado al respecto para él); elogia a Fox: “derecha moderna y pragmática” (¿a qué se refiere con este pragmatismo: al que sabe allegarse recursos del extranjero para ganar las elecciones, al que le brota la emigración de millones de “ilegales” por los poros, al que defiende la corrupción pragmática de los hijastros, al que transa con las trasnacionales, etc.; nos deja sin explicación objetiva el Doctor). Aunque párrafos más tarde se acuerda de algún agravio o desaire y descubre que Fox posee una cultura “cerril”, lo cual, hay que reconocer, es un hallazgo bastante objetivo y serio de un hijo de la Sorbona. Pero aquí saltan de inmediato las preguntas, ¿qué, se puede ser cerril y moderno al mismo tiempo? ¿No es la cerrilidad la antípoda de lo moderno? ¿Puede una cabra del monte ser moderna? ¿O es que se puede ser moderno a ratos y cerril a otros? Otra vez quedamos sin la explicación doctoral de esta contradicción.
Finalmente, en carácter de pitonisa, Bartra dice que él siempre intuyó que esta derecha pragmática y moderna ganaría las elecciones, que lo supo con tres o cuatro meses de anticipación aun con todo y la popularidad de AMLO. Que la evolución de las encuestas y el resultado final le dieron la razón. ¿Entonces para qué tanto “análisis”? ¿No le convendría a usted Roger Bartra, cambiar de profesión incluso sin renunciar a los goces que actualmente posee como Doctor? Y mire que le digo esto con cierta trampa. Le informo que leí los comentarios finales que suele publicar Letras Libres al pie de las colaboraciones (no todos, sin embargo, debo denunciar que mi comentario-réplica a "El mesías tropical", fue rechazado una y otra vez por el sistema), y varios de los asiduos letrados lectores de la revista ya le han sugerido a usted para el gabinete de FHC. ¿Lo ha leído ya Doctor? Le transcribo aquí lo que textualmente dice uno de ellos “¡Excelente análisis! Me sentiría más tranquilo si supiera que el Presidente Felipe Calderón ya incorporó a Roger Bartra a su equipo de asesores’’ ¿No le embarga el orgullo Doctor?
Yo siempre quise hacer un doctorado en la Sorbona. Comento al margen que el Doctor Bartra no ha hecho hasta aquí lo suficiente como para desanimarme. Porque a despecho de obtener una disciplina de investigación “científico social”, se puede desarrollar una aguda inventiva y acabar escribiendo una buena ficción. Para muestra, este cuento fantástico, “Fango sobre la democracia”, que más que de argumento, de lo único que adolece, literariamente hablando, es de un lenguaje demasiado llano, casi cerril podríamos agregar, para un hombre con tantas plazas y galardones, incluyendo a la cabeza el de la Sorbona. Pero el prurito literario aún le alcanza a Bartra para acusar a López Obrador de haber embrujado (literal) a la plana mayor de la intelectualidad mexicana que lo ha apoyado, según sería su conclusión, en contra de su voluntad, trastornados todos de su juicio por las prácticas supersticiosas (que esto es lo que define al embrujo) de AMLO. A todos casi, menos, seguro, a él, a Krauze y a sus acólitos revisteros (como a este seudo-intelectual que algún día escribió Los Contemporáneos ayer y que hoy se dedica a garabatear pésimos textos satíricos contra la izquierda; creo que se apellidaba Sheridan).
Es natural que este trabajo tenga cabida en Letras Libres. Enrique Krauze abrió fuego contra AMLO antes de las elecciones y ahora pretende con Roger Bartra darle vuelta a la hoja. Creen ambos que la izquierda mexicana, y más allá de ella, el movimiento social surgido antes y después del fraude electoral, habrá de ser marginado y desterrado de la sociedad mexicana. Creen que una “revolución pacífica” como se la plantea este movimiento no es posible. ¿Pero acaso no intuyen con sus dones de intelectuales objetivos, de historiador sin adjetivos y de sociólogo antropólogo fantasioso, que no puede desaparecer de tajo lo que ha ido creciendo por años y que obedece, más que a un capricho personal mesiánico o caciquil, a la realidad tangible de un México de injusticia que tarde o temprano reventará en las manos de los políticos de la derecha “moderna y pragmática” que ustedes elogian?

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