lunes, 15 de julio de 2013

14/JUL/2013 00:00 HRS

Petróleo, remesas, turismo: las negligencias de Peña

Petróleo, remesas y turismo, son las principales fuentes de divisas de México, y hoy, están en grave riesgo por las políticas del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El petróleo es la mayor industria del país, pero ha sido olvidado, desperdiciado y hasta entregado por las administraciones de PRI y PAN. Estas, han renunciado a seguir generando tecnología propia, han dejado de construir refinerías y han empezado a abrir el camino para que los inversionistas extranjeros se queden con una parte de la colosal renta petrolera. El General Cárdenas ideó un país industrializado. Creó el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en 1936, para generar el conocimiento necesario para aportar tecnología propia al país, hecho que se complementó con la expropiación, de la que es hasta nuestros días, el principal área productiva del país.
Sin embargo, al paso del tiempo, el proyecto del Cardenismo se fue abandonando. Nuestra industria petrolera se ha ido limitando a la extracción cada vez más. Se ha renunciado a incursionar en la transformación del hidrocarburo, lo que implicaría además de la construcción de refinerías, agregar valor al petróleo y crear miles de puestos de trabajos tan necesarios en el país.
Renunciar al desarrollo propio de industria e infraestructura, ha significado fenómenos como el de la migración, no sólo de mano de obra barata, sino también de profesionales, así como el hecho de que la actividad económica del país se sitúe preponderantemente en el sector de los servicios. De ahí que, después del petróleo, sean las remesas y el turismo nuestras principales fuentes de ingresos. Paradójicamente, estas son las áreas en las que Peña le falla a los mexicanos.
Hasta hoy, su proyecto de gobierno está anclado en la entrega de la renta petrolera, o sea, la ganancia del oro negro, lo que significaría la pérdida de un tercio del ingreso nacional en beneficio de las transnacionales, lo que equivale a 100 mil millones de dólares.
Peña muestra gran ímpetu cuando se trata de ofrecer las ganancias petroleras en el extranjero, pero no se ve este ánimo cuando se requiere defender los derechos humanos de los mexicanos que trabajan sin papeles en Estados Unidos. El tema no es menor. Se trata de alrededor de 8 millones de mexicanos indocumentados que envían miles de millones de dólares México cada año, recursos que constituyen la segunda fuente de divisas del país.
El tema migratorio debería ser prioritario para el gobierno mexicano por cuestiones humanitarias, pero también por pragmatismo económico. La oleada de deportaciones de paisanos rebasa las mil 400 deportaciones al día. Lo anterior nos ayuda a explicarnos el motivo de la baja sostenida en las remesas que nuestros paisanos envían.
¿Qué ocurriría con México si dejara de recibir el caudal actual de remesas? O peor aún: ¿Qué ocurriría si la mayoría de los indocumentados fueran repatriados?, ¿Por qué Peña y su equipo diplomático permanecen impasibles ante el debate migratorio de Estados Unidos?
A simple vista, parece inexplicable que Peña pretenda vender la riqueza petrolera y que, al mismo tiempo, se muestre pasivo ante el tema de la migración. Dada su trascendencia en nuestra economía, ambos temas tendrían que ser calificados como de seguridad nacional. Sin embargo, se les trata con una superficialidad alarmante. ¿Por qué?
La respuesta, es que la derecha neoliberal mexicana da trato privilegiado a la agenda del extranjero. Petróleo y Migración son dos de los grandes ejes de seguridad nacional de los Estados Unidos, y el gobierno mexicano actúa acorde de esos intereses, aún a pesar de poner en entredicho los intereses propios y la estabilidad interna.
Sin petróleo y sin remesas, quedaría sólo el turismo como principal actividad económica y fuente de divisas. Sin embargo, en este rubro las cosas no pintan mejor que en los anteriores. La imparable violencia del narco aterroriza a mexicanos y extranjeros. Es común oír que Estados Unidos y países de Europa emiten alertas para evitar que sus connacionales visiten nuestro país, lo que repercute en nuestras finanzas, ¿y Peña Nieto? Se conforma con evitar que las noticias sobre ejecuciones y balaceras lleguen a los grandes medios de comunicación, pero no implementa acciones serias para la pacificación del país.
Con el petróleo en la antesala del remate, así como las remesas disminuidas y la actividad turística a la baja, el escenario del país no es halagador en lo absoluto. De ahí la importancia de defender el petróleo y luchar para que se convierta en palanca del desarrollo. Cambiar la situación es posible. El hidrocarburo ha significado la bonanza de países consumidos por la guerra y es un factor fundamental para resurgimiento de México. Es más, la utilización eficaz y patriótica del hidrocarburo es clave para recuperar la paz social y con ello el éxito del turismo. Es un reto que bien vale afrontarse con alegría y firmeza.

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