lunes, 15 de julio de 2013

Negro panorama mexicano: crecimiento real, cero

La pobreza extrema. Foto: Miguel Dimayuga
La pobreza extrema.
Foto: Miguel Dimayuga
Los indicadores económicos le pintan un panorama negro a México… Con fuga de capitales, subejercicios en el gasto  y disminución de ingresos el país no cuenta con las herramientas para activar la producción y aumentar los empleos. El año pasado, el entonces candidato Enrique Peña Nieto prometió que triplicaría el crecimiento de la economía. Hoy todo indica que, con suerte, crecerá apenas la mitad de lo que creció en 2012.

En lo que va del sexenio, el gobierno de Enrique Peña Nieto se retrasó en la aplicación de 44 mil millones de pesos para programas sociales, el desempleo aumentó, salieron del país 12 mil millones de dólares, disminuyeron los ingresos petroleros, se derrumbaron las remesas y las reservas de divisas se redujeron en mil 800 millones de dólares.
Con este panorama, Enrique Peña Nieto no está en condiciones de cumplir uno de sus principales ofrecimientos: triplicar el crecimiento de la economía. Por el contrario, ésta crecerá dos puntos menos respecto de 2012.
Apenas el mes pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó la proyección de crecimiento de México en 2013: de 3.4% la ajustó a 2.9%. Sin embargo, para el analista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Raúl Feliz, el crecimiento será aún menor. “El FMI es como leer un periódico viejo; yo ya bajé la tasa de crecimiento a entre 2.4 y 2.6%”.
El académico explica que desde septiembre del año pasado se podía prever la desaceleración. “Los que nos dedicamos a la economía sabemos que ésta avanza a través de ciclos, así que era previsible que –después de un repunte que la economía tuvo los tres o cuatro años anteriores– vendría un periodo lento de crecimiento.
“Mi rol como analista es que mis clientes vean la realidad. La de un político –que pudo haber sido un economista muy bueno, pero que ahora es un político– tiene restricciones; piensa que no debe promover el pesimismo”, afirma. “En última instancia los políticos son vendedores de ilusiones. Todos: de izquierda, derecha, de centro. Entonces, no es muy bienvenido que un político –y sobre todo arrancando una administración– comience a hablar de sacrificios, de desaceleración, de pocos empleos, de despidos.”

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