miércoles, 16 de agosto de 2017

La brutalidad y la violencia como algo natural

@fernandeznoronamié 16 ago 2017 11:02
 
  
 
Al box aprendes a verlo desde pequeño como una competencia, y a su violencia, como algo normal.
Al box aprendes a verlo desde pequeño como una competencia, y a su violencia, como algo normal.
Foto propiedad de: Internet
Es miércoles 16 de agosto, por la mañana, me encuentro en el aeropuerto para viajar a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estoy en el salón de American Express para rabia de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa y los obtusos que piensan, que la izquierda debe andar pidiendo perdón por disfrutar de la vida. En la televisión de la sala de espera, transmiten un programa  en que combaten mujeres, donde todo vale. De hecho pelean dentro de una reja metálica y las escenas son de una brutalidad pasmosa.
Por supuesto, en el salón hay menores de edad, familias completas y nadie parece alterarse de la bestialidad de los combates.
Pienso en quienes me decían que el box no era un deporte y que la violencia ejercida era desmedida. Al ver a las mujeres combatientes, la escena me resulta tan chocante y me violenta tanto, que por fin entiendo el punto de vista de quien esto me manifestaba.
Al box aprendes a verlo desde pequeño como una competencia, y a su violencia, como algo normal. Es un combate entre hombres, en igualdad de circunstancias, y más de uno de nosotros admiró hasta el delirio a algún boxeador mexicano.
Cuando yo era pequeño, en la colonia popular en que crecí, había pocas televisiones. Ver un combate de Vicente Saldívar era todo un acontecimiento nacional y mi abuela, tan estricta en la prohibición de que entráramos a otras casas, permitía que acudiera a ver dicho combate con algún vecino, donde habría que dar por descontado, decenas de niños nos apiñábamos frente al televisor. Hoy, al observar los sangrientos combates entre mujeres, me doy cuenta de cómo hemos aprendido desde la infancia a asumir la violencia como algo natural. Al ser de una generación en que no había peleas de mujeres, percibo con horror un combate entre éstas. No sólo por el hecho de ser mujeres, sino porque cobra conciencia en mi la brutalidad que el combate en sí mismo representa. Si queremos cambiar las cosas en nuestra patria, debemos empezar por hacer conciencia en nosotros mismos sobre el racismo, el clasicismo y la violencia que justificamos, en que hemos crecido y que debemos erradicar de nuestras vidas. "El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz" Gerardo Fernández Noroña México D.F. a 16 de agosto de 2017.

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