viernes, 16 de marzo de 2018

México SA
Guajardo: adiós TLCAN
Mágico: tres igual a dos
México-Canadá: viudas
Carlos Fernández-Vega
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istemáticamente negada la posibilidad de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) terminara en calidad de fiambre, parece que ahora el sepulturero oficial de ese mecanismo trilateral es el propio gobierno peñanietista, quien a lo largo de siete meses de modernización de plano ya no siente lo duro sino lo tupido.
Parece mentira, pero el siempre sonriente y entusiasta (en público) Ildefonso Guajardo, secretario mexicano de Economía, finalmente se vio en la penosa necesidad de aceptar que México y Canadá deben estar preparados para vivir con un TLCAN sin Estados Unidos.
Pero la resignación de Guajardo no alcanzó para eliminar totalmente su permanente negación, porque del deben estar preparados de inmediato pasó a inten- tar revivir el cadáver, aunque en partes.
En el Foro Económico Mundial sobre América Latina, celebrado en Sao Paulo, cuestionaron al funcionario mexicano sobre el riesgo de que el TLCAN llegue a su fin, y Guajardo de inmediato sacó la casta: No, porque el tratado continuará entre Canadá y México, porque, al final del día, lo importante es enviar un mensaje de que se cree en el libre comercio. Estados Unidos es el que decidirá estar dentro o fuera.
¡Mágico!, porque con todo y santos óleos un acuerdo trilateral se transformaría en otro bilateral, pero –según Guajardo– sería el mismo, nadie saldría raspado y no se alteraría la bonanza económica tan cacareada. Sí, pero no, pues, y tal vez ello corresponda a la lógica sexenal de que cinco es menor a uno.
La primera ronda de negociaciones para modernizar el TLCAN comenzó el 16 de agosto de 2017; la más reciente, la número siete, concluyó el pasado 5 de marzo, y los avances –si en realidad los hay– son mínimos.
El esquizoide de la Casa Blanca está empeñado en acabar con el TLCAN, pero desde el inicio de las pláticas la representación mexicana sistemáticamente ha negado que Donald Trump boicotee las negociaciones. Incluso, gente tan distinguida como Luis Videgaray ha reiterado que la salvaje actitud del empresario-presidente en realidad sólo es una táctica para lograr la modernización del mecanismo comercial, porque en realidad él es un socio y amigo de nuestro país.
Pues bien, allí está los resultados de su táctica tras siete rondas, mientras México y Canadá se alistan (versión Guajardo) para sacar de la chistera un tratado que ya no será de tres, sino de dos (un cadáver revolcado), con el agravante de que las economías de los sociossobrevivientes dependen en grado sumo de la que ya no formará parte del TLCAN.
Entonces, ¿cómo procederán los creyentes del libre comercio, que al final del día es lo importante? ¿Qué se venderán y comprarán entre sí? Ello, porque en 24 años de TLCAN, como bien lo documenta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), poco han cambiado las cosas.
En 1993, un año antes de la entrada en vigor del TLCAN, Canadá enviaba poco más de 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos. Para México esa cifra rondaba 90 por ciento. El resultado es claro, el proceso de globalización y apertura comercial implementada por ambos países no sirvió para diversificar el destino de sus exportaciones.
El citado mecanismo trilateral (que ahora, como por arte de magia, sería bilateral) tampoco incrementó significativamente el monto del intercambio comercial entre México y Canadá: en 1993 las importaciones de productos canadienses representaban cerca de 650 millones de dólares; en 2016 sumaron 5 mil 600 millones, una cifra lejana a los 200 mil millones que proceden de Estados Unidos.Si bien México aumentó su relevancia como comprador de bienes canadienses, para 2016 sólo representó 1.5 por ciento del total.
En ese periodo las exportaciones mexicanas a Canadá se incrementaron al pasar de 2 mil 900 millones de dólares en 1993, a 25 mil millones en 2016. No obstante, es evidente que esta cifra es significativamente inferior a los 294 mil millones que México exportó a Estados Unidos en el último año citado.
El TLCAN, subraya el IDIC, resultó ser un acuerdo entre naciones asimétricas que confiaron en que el libre comercio sería suficiente para enfrentar los retos globales. Obviamente no fue así, pero dice Guajardo que lo importante es enviar un mensaje de que se cree en el libre comercio.
De hecho, advierte el instituto, en teoría, México y Canadá apostaron por la globalización, pero en la práctica se consolidaron en una relación de dependencia comercial con Estados Unidos (en grado sumo). Hoy enfrentan las consecuencias de la monoglobalización de sus exportaciones.
No sorprende la modesta integración comercial prevaleciente entre México y Canadá. Diversos análisis realizados en este último país durante el proceso que dio origen al TLCAN enfatizaban el escaso interés existente por el mercado mexicano; sólo algunas empresas terminaron por incursionar en él, aunque algunas ya lo habían hecho antes del tratado. Los estudios mostraban una preocupación por la ampliación de un acuerdo que, en principio, sólo sería bilateral, pues Estados Unidos y Canadá ya habían creado un marco legal explícito para su creciente vinculación. México entró a dicho proceso gracias a la visión geopolítica y geoeconómica del presidente George Bush.
El PIB de todas las provincias canadienses que comparten frontera con Estados Unidos depende del intercambio comercial que se realiza diariamente con dicha nación (el valor va de 35 a 50 por ciento del producto de cada provincia). La dependencia de Canadá sobre lo que ocurra en la economía estadunidense es evidente.
Por su parte, México se convirtió en una gran maquiladora, fundamentalmente de productos dirigidos al mercado gringo; además, tiene que importar de su vecino del norte para poder terminar lo que va a exportar al mismo país.
Ambas naciones son fieles creyentes del libre comercio, y por ello intentarán (versión Guajardo) convertir un acuerdo trilateral en otro bilateral, aunque no tengan con qué responder.
Las rebanadas del pastel:
La noticia llega de Miami: un puente peatonal colapsó sobre una autopista y cayó sobre algunos coches, dejando a varias personas atrapadas. Dicen que Gerardo Ruiz Esparza y sus amigos paseaban por la zona. Y Arely Gómez, también.
Twitter: @cafevega

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